Durante estos días estuve en contacto con niños, niñas, adolescentes, docentes, prensa radial, escrita y televisiva, pacientes psiquiátricos, niños de la calle amparados por una ONG, población privada de libertad y público en general. Los encuentros se realizaron en escuelas, liceos, universidades, teatros, centros penitenciarios, centros hospitalarios, cafeterías y bares.
Compartí el evento con narradores de primer nivel de Perú, Venezuela, Colombia, Chile, España y, por supuesto, de Argentina.